«Tendencias Alarmantes: Aumento de las Bajas por Enfermedades Profesionales en Madrid y sus Implicaciones Sociales»
En Madrid, un trabajador de la construcción en una obra está experimentando cambios significativos en su entorno laboral. Actualmente, 1,6 millones de empleados no trabajan ni una sola hora a la semana, lo que representa un aumento del 46% en comparación con la situación previa a la pandemia.
En los primeros ocho meses del año, se registraron 6.172 casos de bajas por enfermedad profesional, lo que representa un aumento del 12,5% en comparación con el mismo período del año anterior. Este incremento sin precedentes en las bajas por enfermedad profesional se suma al aumento en las bajas por contingencias comunes, lo que ha generado preocupación entre los agentes sociales.
Para abordar esta creciente preocupación, se requiere un análisis detallado de los indicadores de incapacidad temporal derivada de contingencias comunes en diversos ámbitos de actuación. Esto incluye la evaluación de medidas para mejorar la salud de los trabajadores y reducir la frecuencia y duración de estos procesos, además de optimizar los recursos de las Mutuas colaboradoras de la Seguridad Social. Estos aspectos se destacaron en el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, firmado en mayo por la patronal y los sindicatos.
Los datos recientes muestran que, si este ritmo de crecimiento continúa, es probable que se supere el número de 8.168 bajas por enfermedad profesional registradas en todo el año 2022. Sin embargo, es poco probable que se alcance el máximo de 2019, que fue de 11.0489 procesos.
A pesar de que más hombres que mujeres se han acogido a este tipo de baja en los primeros ocho meses del año (3.126 frente a 3.046), el mayor incremento respecto al año anterior se ha producido entre las trabajadoras, cuyas bajas han aumentado un 18,9%, en comparación con el incremento del 6,8% interanual en las bajas de los hombres.
La duración promedio de estas bajas es de 107 días, lo que representa un aumento del 3,2% con respecto al año pasado. Se observa que las bajas de las mujeres son significativamente más largas, con una duración media de 116 días, en contraste con los 97 días de los hombres en promedio.
Para comprender mejor el perfil de los trabajadores que se dan de baja debido a enfermedades derivadas de su empleo, es necesario considerar diferentes variables. La edad juega un papel importante, ya que la mayoría de los afectados son adultos de 40 a 54 años, representando el 57% de los casos, mientras que los mayores de esa edad solo concentran un 20% de las bajas.
En cuanto a la actividad laboral, los sectores más propensos a este tipo de enfermedades son la limpieza, la industria de la alimentación, el comercio al por menor, las labores de jardinería y servicios a edificios, la hostelería, la construcción y la fabricación de productos metálicos y vehículos de motor.
Las causas más comunes de estas bajas son enfermedades musculares o de tendones debido a posturas forzadas o movimientos repetitivos en el trabajo (51%), seguidas de parálisis de los nervios por las mismas razones (31%). El 18% de los casos se atribuye a enfermedades en la piel causadas por el contacto con sustancias específicas, así como a enfermedades respiratorias relacionadas con agentes biológicos o químicos.
Es importante destacar que los trastornos mentales y las patologías relacionadas con riesgos psicosociales y organizativos en el trabajo apenas se reconocen como enfermedades profesionales. Esto ha sido denunciado por UGT, que propone una actualización del Listado de Enfermedades Profesionales Español y una mejora en el sistema de notificación y registro para identificar todas las enfermedades profesionales ocultas, incluyendo aquellas causadas por agentes carcinógenos.
El envejecimiento generalizado de la población se considera uno de los factores que contribuyen al aumento de las bajas por enfermedad, ya que la proporción de trabajadores jóvenes ha disminuido en comparación con años anteriores. Esto se refleja en el aumento de empleados de 45 a 50 años, que ha pasado del 19,7% a principios de siglo al 29,1% en la actualidad.
Es importante tener en cuenta que, aunque existe un aumento en las bajas por enfermedad, no necesariamente están relacionadas con la pandemia de COVID-19, ya que se han observado casos de bajas relacionadas con problemas de movilidad, como fracturas y esguinces. Sin embargo, las tasas de detección han disminuido y las listas de espera en el sistema de salud han llevado a bajas más prolongadas.
Es relevante señalar que las bajas por enfermedad profesional son responsabilidad de las empresas, lo que plantea preocupaciones sobre el aumento de los costos laborales. En el caso de las bajas por contingencias comunes, la prestación se abona primero por parte de la empresa durante los primeros quince días y luego a cargo de la Seguridad Social. En ambos casos, la empresa experimenta una reducción en su fuerza laboral durante el período de baja.
Cuando las bajas se producen en el sector público, el gasto corre a cargo del Estado, lo que genera un aumento en el gasto público, especialmente en áreas como la educación y la salud, donde es necesario reemplazar a los trabajadores ausentes. Este fenómeno también implica una doble contabilidad en la ocupación laboral.