Cómo superé la discriminación de género en mi trabajo en la construcción

Siendo una mujer en la industria de la construcción tuve que enfrentar críticas, acoso y discriminación. Ellos pensaban que no era adecuada para el trabajo. Los hombres, algunas veces eran tan rudos, que me decían que debería regresar a mi provincia, buscar un marido que me cuidara o trabajar de cajera en una tienda por departamentos.

A pesar del acoso y las intimidaciones por parte de los colegas masculinos que le decían que se buscara un trabajo en otra parte, Myrna Pitaluna-Alngog no abandonó su trabajo en la construcción, desarrolló sus competencias y ahora es una supervisora en Cebú, Filipinas.
Me llamo Myrna Pitaluna-Alngog. Tengo 36 años y vivo en Cebú, Filipinas, con mi esposo y mi hijo de un año.
Soy la mayor de mis hermanos y cuando estudiaba en la universidad mi padre perdió su trabajo. Mi madre, de ser ama de casa pasó a vender pescado para ayudar a mantener a la familia. Para poder terminar mis estudios también trabajé como empleada doméstica durante tres años, convencida de que la educación me daría las mejores bases para mi futuro.
Quería ser ingeniera químico, pero en la universidad local el único curso en esa materia era una licenciatura, así que seguí mis estudios y obtuve el título.
En 2007, dos semanas después de graduarme, me mudé a Cebú. No era fácil pasar de la provincia a la ciudad. Eran muchas las incertidumbres y el miedo a lo desconocido. Pero estaba decidida a encontrar trabajo.
Un amigo me habló de un programa de contratación donde su tío era un formador principal. A los 21 años, yo era una de las 17 mujeres que fueron escogidas para ser formadas como pioneras en la industria de la construcción.
Para ganarme el respeto es esta industria, dominada por los hombres, tuve que demostrar constantemente mis capacidades y mi valor.
Myrna Pitaluna-Alngog Supervisora de construcción
Al principio, pensé que trabajaría en una fábrica en una zona de tratamiento de exportaciones operando maquinarías pequeñas. Estaba asombrada por todo el equipo de construcción grande y pesado a mi alrededor. Imaginen, mido menos de 1,5 m. y me estaban formando para operar diversos equipos pesados como máquinas retroexcavadoras, excavadoras hidráulicas, buldócer y equipos de carga.
Estaba asustada, pero mi motivación para encontrar trabajo era fuerte, así que seguí la formación sin saber lo que el futuro me depararía.
Después de la formación, me contrataron como empleada y trabajar en diferentes proyectos. Pero para ganarme el respeto es este sector, dominado por los hombres, tuve que demostrar constantemente mis capacidades y mi valor.
En el camino, recibí muchos comentarios negativos y críticas acerca de las mujeres que trabajan en la construcción. Las personas cuestionaban que fuese una trabajadora de la construcción cuando ni siquiera correspondía a mi instrucción.
Una vez, mientras operaba una excavadora accidentalmente corté la alimentación eléctrica de toda la calle. Otra vez, casi volqué la maquinaría sobre un cúmulo de residuos peligrosos. Mis errores, esfuerzos y desafíos se convirtieron en las bases del crecimiento de mi carrera en la industria de la construcción.
Me transformé en una versión mejor, más fuerte de mí misma. Ignoraba lo que las personas me decían, rezaba y seguía adelante. Mi único objetivo era trabajar y ofrecer a mi familia un futuro mejor.
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Fuente de información: OIT