La transformación del concepto de prevención en las empresas es una realidad tras comprobar los efectos de una pandemia que, a día de hoy, sigue campando a sus anchas entre nosotros.
Cuando pensábamos que los riesgos en el puesto de trabajo estaban basados principalmente en aspectos posturales y ergonómicos, que lo siguen siendo, una nueva variable se ha incorporado a este listado de circunstancias que hay que poner en valor en el análisis del entorno laboral.
Y es que el aire que respiramos es ahora mismo una preocupación en cualquier espacio interior. La propagación de la COVID19 mediante aerosoles que recorren distancias significativas lleva a la siguiente pregunta, ¿estamos seguros trabajando en una oficina, en un despacho o en una habitación sin ventilación?
La respuesta la tienen dos conceptos cada vez más extendidos y necesarios en este momento: ventilación natural y purificación con dispositivos como Aeramax PRO.
Inicialmente las mediciones de calidad del aire en espacios cerrados venía dada únicamente por el nivel de concentración de CO2. Este nivel determinaba la necesidad o no de ventilar la estancia. Pero hoy en día no sólo es necesario ventilar, sino que además se necesita una limpieza del aire que elimine otros riesgos como los aerosoles de los virus y su nivel de concentración, que también pueden ser perjudiciales.
Contar con un equipo que permita regenerar y limpiar el aire es algo fundamental para que, en combinación con la ventilación natural, convierta en seguro el espacio de trabajo.
¿Porqué el nivel de CO2 no es la única forma de medir la calidad del aire?
Un medidor de CO2 sirve para medir el dióxido de carbono, o lo que es lo mismo, el gas que procede de la respiración de los seres vivos, de la quema de combustibles y de la fabricación de materiales de construcción principalmente.
Este dispositivo, aunque esté autorizado por el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios para cuantificar el caudal de aire exterior de ventilación y mide la concentración de CO2 en interior, no es suficiente.
Existen otros parámetros más que necesarios para saber si el aire que se respira es de calidad o no, aunque es indudable que también es necesario conocer el nivel de concentración de CO2.
Como hemos indicado antes, entra en juego un escenario en el que la higiene del aire es esencial por el factor de la carga vírica. Una vez reconocido el potencial significativo de exposición por inhalación a virus en microgotas de transmisión por el aire a distancias cortas y medianas, mitigar esa vía de transmisión es tan esencial como regular el nivel de CO2 en interiores.
Un medidor de CO2 es un avisador de un único parámetro de calidad del aire, pero con él no se puede monitorizar la carga vírica del ambiente y tampoco puede variar el nivel de contaminantes porque se incremente el nivel de ocupación del espacio que se pretende proteger.
Esta es una de las principales razones por las que Colegios, Restaurantes y otros lugares cerrados donde conviven varias personas consideran deficiente utilizar únicamente un medidor de CO2, ya que necesitan un dispositivo que purifique, higienice y renueve el aire en base al nivel de calidad que tenga.
Entonces, ¿cuál es la mejor forma de prevenir y qué se necesita para respirar tranquilos en entornos cerrados?
La mejor alternativa es la de combinar de forma efectiva medidores de CO2 con purificadores de aire. La ventilación natural abriendo puertas y ventanas junto con la instalación de sistemas de purificación de aire con filtros HEPA bien dimensionados y ubicados, permiten mantener los parámetros de renovación del aire en 12,5 litros por segundo y ocupante.
Aunque el dato de concentración de CO2 es una medida indirecta para estimar la cantidad de aerosoles presentes, esta medida puede contener muchos errores sobre los aerosoles cuando existe CO2 procedente de otras fuentes ajenas a la respiración, tales como la combustión procedente de una cocina, por ejemplo.
En cualquier caso, para garantizar unos niveles mínimos de confort térmico y una correcta eficiencia energética en la climatización de edificios, es imprescindible contar con equipos de higienización del aire interior al objeto de que la renovación no impida la correcta climatización.
El dióxido de carbono es perjudicial para la salud y es necesario contar con los dispositivos que permiten medir sus niveles. Pero no es menos cierto que un control total sobre la calidad del aire y su composición, heterogénea al tratarse de alérgenos, virus o materia particulada, hace necesario complementarlo con sistemas de purificación que, además de medir otros parámetros, renuevan e higienizan el aire que se respira.
¿Cómo funciona un purificador? Aeramax PRO, la solución más efectiva
El producto que mejor cumple con todas estas expectativas y que además sigue todas las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, con recambios de filtros HEPA de alta eficiencia homologados y certificados es Aeramax PRO.
Los filtros True HEPA capturan el 99,97% de las partículas en el aire tan pequeñas como 0.3 micras. Esto implica que tanto las bacterias, como los virus, alérgenos y otras sustancias quedan atrapadas en dichos filtros sin poner en riesgo a las personas que se encuentren en el interior del espacio en el que se instale el dispositivo. Y también, por supuesto, reduce la intensidad de los malos olores de forma notable.
Los purificadores Aeramax PRO son eficaces, inteligentes, integrados y duraderos. Tienen un rendimiento comprobado en 4 pasos, donde un pre-filtro captura partículas más grandes y contaminantes ayudando a la protección de los otros filtros que contiene el dispositivo. El segundo paso sirve para la filtración de carbono activo absorbiendo los olores y otros compuestos orgánicos volátiles y deja al paso 3 que el filtro True HEPA capture el 99,97% de todas esa partículas más pequeñas y presentes en el aire. Además con el tratamiento antimicrobiano reduce notablemente el desarrollo de bacterias y hongos en el filtro. Finalmente, en el último paso, el ionizador bipolar PlasmaTrue mejora la eficiencia de captura del filtro de partículas.
Existen varios modelos de purificadores Aeramax PRO, cada uno concebido para un tipo de estancia diferente por su capacidad de trabajo:
– El Aeramax PRO II es ideal para estancias de 15-30m2, ofrece 3 renovaciones de aire por hora en espacios interiores compartidos. Óptimo para salas pequeñas, pasillos estrechos y pequeños espacios públicos.
–Aeramax PRO III es idóneo para estancias de 30-65m2, también proporciona 3 renovaciones de aire por hora y está concebido para oficinas, salas de conferencias, aulas, baños, salas de esperas y espacios compartidos cerrados.
– Aeramax PRO IV es el más grande y como tal idóneo para estancias de 65 a 130 m2, con 3 renovaciones de aire por hora siendo ideal como solución para oficinas abiertas, grandes salas de conferencias y espacios compartidos de una mayor dimensión.
La recomendación en cuanto a su instalación pasa por el montaje en pared ya que en alto no van a tener problemas de objetos que impidan la absorción del aire para su limpieza, pero lo más importante es que las partículas de virus en forma de aerosol están suspendidas en el aire, de ahí que la instalación en altura favorezca su absorción.
Acerca de Fellowes
- Desde hace más de 100 años, la marca Fellowes está comprometida con el bienestar en el trabajo, desarrollando soluciones ergonómicas que mejoran la salud y la productividad en el puesto de trabajo. Sus soluciones combinan innovación, funcionalidad, rendimiento, elegancia y permiten ser incorporadas sin esfuerzo en la jornada laboral, convirtiendo los espacios de trabajo en entorno saludables y eficientes. Como negocio familiar fundado en 1917, todos los productos fabricados con la etiqueta Fellowes son garantía de calidad, de excelente funcionamiento y de preocupación por el cliente. La empresa opera desde 18 ubicaciones diferentes repartidas por todo el mundo y la familia Fellowes cuenta con más de 1500 empleados.
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