Personajes que marcaron la historia de la prevención de riesgos laborales: Charles de Lorme
Charles de Lorme (1584 -1678) médico francés que ejerció en varias regiones de Europa durante el siglo XVII. Fue pionero en el diseño en 1619 de un uniforme para luchar contra las enfermedades, la ciencia y el tiempo han hecho que se perfeccione desde entonces hacia lo que hoy portan nuestros sanitarios para protegerse.
Fue un doctor de reputación, trabajó para nobles y tres Reyes; Enrique IV, Luis XIII y Luis XIV a lo largo del siglo XVII. De padre médico y de gran prestigio, Charles heredó de él una vocación que había visto practicar en su casa desde pequeño. A diferencia de los doctores de la Edad Media, de esos hombres que aprendían sus remedios aquí y allá, y que en muchas ocasiones tenían más de vendedores ambulantes que de auténticos científicos, Charles de Lorme estudió en la universidad de Montpellier y y fue sumando conocimiento a lo que había aprendido de su padre y lo que él añadiría posteriormente en esas lecciones que recibió a lo largo de su juventud.
Hombre de carácter amable, fuerte, con verbo, conocedor de idiomas y con un excelente humor, a lo largo de su experiencia demostró poseer un enorme tesón y una vocación por el estudio que le llevó a escribir diferentes tratados de su disciplina, y para salvar a los doctores que atendían a los enfermos decidió introducir unas medidas que ayudaran a los médicos a no contraer infecciones. Determinó diseñar un traje, hoy reconocible, que ha sido el antecedente del que hoy vemos en los hospitales.
Se describe este atuendo incluendo: Un abrigo largo que llegara hasta el suelo y revestido de ceras aromáticas, pantalones dentro de unas botas de caña alta, camisa dentro de un pantalón, sombrero y guantes de piel de cabra. Los médicos también llevaban una vara para no tocar las víctimas con las manos. El «sombrero» incluía anteojos y una una máscara con una nariz de unos 15 centímetros en forma de pico que llenaban de una solución protectora elaborada por más de 55 hiervas colocadas en el pico y provista de dos agujeros (uno por cada fosa nasal) que cubrian con gasas y pañuelos en los conductos de la nariz para evitar contagiarse de los efluvios dañinos que desprendían los cuerpos enfermos.
Era un atuendo tosco, pero al fin y al cabo el antecedente de la protección respiratoria que conocemos actualment, y que los siglos han ido refinando y mejorando hasta llegar a lo que en la actualidad portan nuestros sanitarios para protegerse.
Redactado por Ana Serrano Soriano