De nuevo, España se lleva un “rapapolvo” en cuanto a datos de bienestar laboral.
Si hace un par de semanas anunciábamos que según el estudio de Ipsos y Steelcase, España se encontraba entre los países más desmotivados laboralmente del mundo, hoy tenemos “el placer” de anunciar que también es el país con más riesgos para la salud física en el trabajo. Se trata de un nuevo estudio de Calidad Laboral realizado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), en el que ha analizado 45 países del mundo, a partir de datos recogidos entre 2005 y 2015 y focalizándose en 3 variables.
La seguridad en el mercado laboral: riesgos de estar desempleado y consecuencias de ser despedido.
Calidad de los beneficios: Cómo son distribuidos dentro de la empresa y en especial cómo afectan a los empleados.
Calidad del ambiente laboral: La presión que conlleva, flexibilidad horaria, relaciones entre compañeros y conciliación entre la vida personal y la laboral.
En los resultados del estudio se ha podido observar que la mayor calidad de empleo se la llevan los países del norte y centro de Europa como Austria, Dinamarca, Luxemburgo, Noruega y Suiza. En cambio, la cola de este ranking, es decir los países con peores resultados, corresponde a las zonas sur y este de Europa, donde los peor parados son Estonia, Grecia, Hungría, Italia, Polonia, Portugal, Eslovaquia, España y Turquía.
¿Qué pasa con España?
En cuanto a España, sale tan mal parada debido que tiene bajos resultados en la gran mayoría de indicadores. Sobre todo en lo que a riesgos de salud física y ergonomía respecta. Esto incluye riesgos como trabajar a altas temperaturas, alta exposición a agentes químicos y a ruidos y accidentabilidad más frecuente en comparación con los otros países. En Riesgos psicosociales España también lleva la delantera, sólo por detrás de Grecia, donde al igual que en nuestro país se identifica una creciente tensión laboral relacionada con el aumento de exigencia en contraste con la cada vez más acentuada precariedad de los trabajadores.
En cuanto a desigualdad a la hora de repartir los beneficios, España también se posiciona como uno de los países donde ésta más ha crecido. El resultado avala otros estudios realizados en España donde se ponía en manifiesto la creciente brecha salarial entre directivos y empleados, y se posicionaba como una de las más grandes entre los países desarrollados.
El panorama empieza a ser bastante desolador. Nos encontramos encabezando listas negativas en cuanto a riesgos, desmotivación y desigualdad. ¿Debemos tener esperanza de que las elecciones generales convocadas este mes cambien algo? ¿O depende más de la propia Unión Europea que de las políticas españolas? En todo caso, hay mucho que hacer para evitar que cada vez que salga una comparativa de este tipo sea tan deprimente.
Artículo publicado por gentileza de la Gaceta de la Protección Laboral