Mireya Rifá Fabregat, directora de la revista Prevencionistas, es también la representante de AEPSAL en ENSHPO y EurOSHM.
En este número, Mireya Rifá dedica la editorial a reflexionar sobre la conciliación, a partir de la Vuelta al cole.
Comienza el otoño y con él un nuevo curso escolar, quizás sea un buen momento de hablar de conciliación. Quién tenga hijos en edad escolar, no creo que no se le haya escapado una sonrisa, pero no de las de alegría, sino de esas que engloban tanta ironía y sarcasmo que se pueda imaginar, cuando oyen hablar de conciliación, corresponsabilidad,… No voy a entrar a analizar las diferencias de género, la discriminación de sexo, o cualquier implicación con la diversidad de género, no porque no sea importante, sino por hacer el tema un poco más general.
Creo que para empezar a hablar de conciliación hay que hacerlo desde el inicio, considerando este desde el momento que un hijo nace, o un nuevo miembro, ya sea por adopción o acogimiento, se integra en la unidad familiar.
A grandes rasgos las bajas maternales suelen ser de 16 semanas, que con posterioridad a veces se pueden ampliar si se computan todas juntas las horas dedicadas a la lactancia. Pasadas esas 16/24 semanas, siempre y cuando seas trabajador por cuenta ajena, hago un inciso para hablar de autónomos.
Si eres autónomo, depende del tipo de trabajo, es difícil que las personas mantengan tanto tiempo su baja maternal, ya que durante ese tiempo, no podrías “facturar”, es más, durante ese tiempo, cobrarás el importe de tu base de cotización pero tendrás que seguir pagando la cuota, es decir, si hablamos de mínimos, la cuota mínima de autónomo es de unos 325€ y la base de cotización es de alrededor de unos 880€, lo que implica que estas de baja maternal, con un nuevo miembro en la familia, y tus ingresos se quedan reducidos a unos 565€.
Continuando tras este inciso, que es bastante importante…
Puedes leer el artículo completo en nuestra Prevencionistas 22, pág 3 (en pdf a doble página, 50 págs. 3,0 Mb)