Riesgos laborales del procesado de cítricos

Es frecuente asociar los almacenes de preparación y  expedición de cítricos con la imagen de las mujeres que trabajan en una cadena y colocan los productos en cajas a ritmo de frenesí. Por las manos de una encajadora pueden haber pasado entre 8.000 y 9.000 naranjas en una jornada laboral de plena temporada. Los trastornos musculo-esqueléticos se manifiestan en forma de lesiones de espalda, localizadas fundamentalmente en la zona lumbar, así como lesiones de los miembros superiores, que afectan a la zona del cuello y de los hombros.

Cítricos-Triadoras
La sobrecarga física y mental es inevitable ante un flujo incesante de naranjas

Estas patologías no son el resultado de accidentes únicos o aislados, sino de la acumulación de micro-traumatismos por movimientos repetitivos.  La mecanización, que en algunos casos ha supuesto la liberación de tareas penosas, en este caso (cadenas de procesado) impone ritmos de trabajo acelerados, posturas forzadas y mantenidas y sobrecarga de partes anatómicas que acaban produciendo lesiones y traumatismos del sistema musculo-esquelético. De todos modos, no es ninguna exageración decir que, desde la mesa a la huerta del consumidor, los cítricos van acompañados por riesgos laborales de distinta naturaleza, circunstancia que está asociada también a cualquier producto agropecuario, y que afectan a todos los oficios que intervienen en la actividad. 
Identificación de los distintos peligros
En el procesado de cítricos existen numerosos riesgos, que son comunes a la mayoría de las actividades laborales

  • Riesgo mecánico

Implica cortes, aplastamiento o abrasión general, provocados por diferentes útiles de trabajo. Las herramientas, algunas afiladas, presentan un peligro evidente para la integridad de las manos (recolectores de las naranjas). Las lesiones pueden incluir desde el pequeño corte a daños severos de nervios, tendones, huesos, sin descartar la amputación, un resultado fatal y causante de invalidez no sólo para el trabajo, sino para el normal desenvolvimiento en cualquier actividad cotidiana.

  • Riesgos producidos por vibración

En el capítulo de riesgos mecánicos, ponemos especial atención en los derivados de las vibraciones. Éstas pueden originar problemas en las articulaciones y el síndrome de los dedos blancos (falta de riego sanguíneo). Son fuente de vibraciones la maquinaria y diversos útiles de trabajo. Entre los riesgos mecánicos no pueden olvidarse los de tipo ergonómico por movimientos repetitivos, sobre-esfuerzos, malas posturas, etc.

  • Riesgo térmico

El trabajador de la cadena de procesado de cítricos debe soportar las inclemencias del tiempo: los fríos intensos que resecan y resquebrajan la piel. Además, el frío provoca o agrava otras dolencias que pueda padecer un trabajador, como explicaremos más adelante. La piel y las manos también se ven expuestas a quemaduras por contacto con partes calientes de la maquinaria empleada en las tareas agrícolas.

  • Riesgo eléctrico

Las instalaciones eléctricas defectuosas o los cables mal aislados pueden ser causa de accidentes. Siempre existe el riesgo de entrar en contacto y lesionarse con la electricidad utilizada para la iluminación, la calefacción y la alimentación de equipamientos en el trabajo.

  • Riesgo químico

Los trabajadores de esta rama de actividad se ven expuestos a una amplia nómina de productos químicos utilizados tanto en la agricultura como en el procesado de los cítricos, pudiendo sufrir irritaciones, quemaduras, úlceras y -lo que es peor- intoxicaciones de muy variada índole, con resultados peligrosos y, a veces, fatales a plazo medio-largo.

  • Riesgo biológico

La amenaza procede de fuentes diversas: sustancias y alérgenos de origen botánico, bacterias y virus presentes en el medio, envenenamiento por inoculación de venenos de origen animal.
tablacitricos
Del campo a la mesa
Los cítricos hacen un viaje por etapas hasta llegar a la mesa del consumidor: el campo, el almacén de acondicionamiento y expedición, la distribución comercial y, finalmente, la puesta a la venta en los establecimientos comerciales.
Someramente, podemos decir que los recolectores de los cítricos están expuestos a los riesgos ‘clásicos’ de la agricultura, destacando las condiciones climáticas extremas, los riesgos ergonómicos y el uso de herramientas y máquinas. En la fase de distribución, los riesgos derivan del transporte y la manipulación de las mercancías.
Trataremos con más detalle la fase intermedia; es decir, el paso de los cítricos por el almacén de procesado. Al llegar a este punto, las partidas de fruta pueden seguir dos caminos: el ‘desverdizado’ y estocaje, para pasar a la línea de confección; o un recorrido más largo que implica el tratamiento químico con fumígenos. Los cítricos también pueden ser tratados en ‘drencher’, donde se hace un lavado de los palets cargados de fruta con agua y productos fungicidas para neutralizar en lo posible la aparición de hongos y floriduras. Los químicos autorizados por el Ministerio de Agricultura son el TBZ y Metiltiofanato, así como el Imazalil y Procloraz, que pueden utilizarse solos o en combinación. Este tratamiento genera residuos de agua clorada, materia orgánica, tierra y hojas de los frutos. La higiene, que pasa por la sustitución frecuente del agua del ‘drencher’, es fundamental. En este proceso está comprometida tanto la salud de los cítricos como la de los manipuladores.
Seguidamente, todos los cítricos (los pre-tratados en drencher y los que sólo fueron desverdizados) entran en lo que se conoce como ‘línea de confección’, que incluye las fases sucesivas de volcado, preselección, pre-calibrado y lavado (generador de espuma y agua) se eliminan así los productos químicos del primer tratamiento. Después de un pre-secado, los cítricos reciben el encerado (ceras de abrillantado que se mezclan generalmente con fungicidas), y pasan a la fase de secado. En este punto se efectúa una última selección, el calibrado y el empaquetado, que puede hacerse en bolsas de malla, cajas o a granel. El encajado puede ser manual o automático, igual que el paletizado. El producto queda así dispuesto para la expedición.
A los riesgos de toda actividad fabril cabe añadir el que se deriva del uso de productos químicos para la conservación de la fruta. Los tóxicos pueden entrar en el cuerpo por la boca (ingestión), por los pulmones (inhalación), por la piel intacta (absorción percutánea) o por heridas en la piel (inoculación). La posibilidad y el grado de absorción cutánea varían con el producto químico; algunos de éstos ejercen una acción directa sobre la piel, causando dermatitis. Además, en el cuadro adjunto se recogen los riesgos biológicos asociados a la recolección, transporte y almacenaje de productos agrícolas.
riesgosBiologicosAgricultura
La encajadora de naranjas
En el proceso descrito anteriormente intervienen muchas manos. Sin embargo, la imagen más familiar que tendrá el lector es la de las ‘triadoras’-encajadoras, cuyo cometido es trabajar en una ‘cadena’, que funciona a una velocidad inmisericorde, seleccionando las naranjas y acomodándolas en cajas para su viaje final.
Se estima que una encajadora de naranjas suele manejar unos 150 kilos por hora, lo que representa unas 775 naranjas, que acaban siendo más de 6.000 en una jornada de ocho horas. En plena temporada, con jornadas de 10 o 12 horas, pasarán por las manos de la encajadora entre 8.000 y 9.000 naranjas cada día. Los comentarios ponen de relieve las múltiples molestias que implica ese trabajo en cadena. Molestias que son silenciadas por quienes las sufren porque, como quedó dicho por Catalina Fogués, veterana encajadora y sindicalista, “hay mucho miedo… A que no te llamen, a que te tomen manía. A no tener trabajo…”.
Carga física y fatiga
La norma fundamental para evitar las lesiones es hacer pausas ergonómicas y, si la organización del trabajo lo permite, hacer rotación de actividades.
Las enfermedades osteo-musculares que son, como hemos dicho, las más numerosas en esta actividad, prácticamente el 85% son debidas a fatiga de las vainas tendinosas (irritación de la membrana que cubre los tendones). Esta enfermedad se produce en codos, hombros o muñecas, debido a movimientos repetitivos, con o sin grandes esfuerzos.
Le siguen en importancia, aunque a mucha distancia, las parálisis de los nervios de presión, con algo más del 10%, trastorno que repercute en los brazos por acciones repetidas con carga. La lesión del menisco de las rodillas es la que menos se desarrolla, 0,9%. Las mujeres tienen una propensión ligeramente superior a padecer este tipo de dolencias.
Al margen de las sobrecargas físicas hay que tener en cuenta la monotonía de las encajadoras al efectuar las mismas operaciones durante horas, así como la carga mental y fatiga visual que supone “perseguir” con la vista las naranjas para detectar las piezas que deben ser descartadas por motivos de calidad.
Con la precariedad laboral actual, el miedo ha vuelto a los almacenes de cítricos, donde las encajadoras siguen sudando (a pesar del frío ambiental que puede registrarse en el almacén para cumplir con su cometido, que alguien –sardónicamente- podría calificar como “trabajar encadenado”. Pese a la situación de paro, durante la temporada de los cítricos, es fácil ver anuncios en internet y otros medios reclamando personal para los almacenes y, especialmente, para la función de encajadora.
El médico Pere Boix, vinculado al ISTAS dijo hace lustros que las encajadoras “realizan su trabajo de pie permanentemente. Mantener una postura durante mucho tiempo no es conveniente para el esqueleto; por otra parte, están realizando movimientos repetitivos con las manos, utilizando pocos músculos o utilizándolos a gran velocidad, probablemente se les cansa la vista porque están prestando una atención visual permanente sobre su trabajo. Seguramente están soportando el ruido que conlleva el funcionamiento de la cadena. En la mayoría de los casos el microclima no es el adecuado, con frío o calor excesivos. Todo esto actúa a la vez sobre la persona y desencadena no ya patologías concretas que podamos definir clínicamente, sino lo que podemos definir como desgaste de la salud por el trabajo”.

Cítricos-Lavado
El lavado de los cítricos en el almacén de procesado entraña riesgos quimicobiológicos

Dicho desgaste es multi-causal: naranjas, sudor y miedo a quedarse sin trabajo corren en distintas proporciones por los almacenes de cítricos españoles.
TME y otras problemáticas
La ergonomía es la disciplina científica que nos explica cómo deben diseñarse las cosas (objetos, máquinas y actividades) para que las personas obtengan el mayor rendimiento posible al utilizarlas. Y mayor rendimiento también implica ausencia de lesiones.
Huelga recordar aquí que la ergonomía es la asignatura pendiente de cualquier trabajo, y los almacenes de cítricos no escapan a esa realidad.
Los TME (trastornos musculo-esqueléticos) abarcan una amplia gama de enfermedades inflamatorias y degenerativas del sistema locomotor, que se pueden dividir en dos grandes grupos: dolor y lesiones dorso-lumbares, y lesiones causadas por esfuerzos repetitivos. En ambos casos corresponden a un conjunto de patologías que afectan al aparato musculo-esquelético (sistema locomotor), es decir, hueso, cartílago, tendones, músculos.
El origen de estos trastornos es multi-causal, y se han encontrado factores de riesgo en el terreno físico, personal y psicosocial. En el ámbito laboral, numerosos estudios concluyen que las causas físicas de los TME, como son los movimientos forzados, la manipulación de cargas, las malas posturas y los movimientos repetitivos, tienen una importante relación de causa-efecto. Las lesiones que tienen mayor prevalencia son las inflamaciones de los tendones (tendinitis y tenosinovitis), en particular en el hombro, antebrazo y muñeca, y la compresión de nervios (síndrome del túnel carpiano).
Actualmente los TME tienen la consideración de problema de salud pública debido a su elevada incidencia. Según la Comisión de Salud Pública, sobre el 50% de la población europea declara dolores musculo-esqueléticos en alguna parte del cuerpo.
 
Articulo publicado por gentileza de la Gaceta de la Protección Laboral.
 

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