Personajes que marcaron la historia de la prevención de riesgos laborales: María Tifoidea

Mary Mallon (1869-1938), más conocida como María Tifoidea, fue cocinera y la primera persona en Estados Unidos a la que se identificó como un portador sano o asintomático de los patógenos asociados con la fiebre tifoidea. Fue puesta en cuarentena en dos ocasiones por las autoridades de salud pública, y murió después de casi tres décadas en cuarentena total.

 

María Tifoidea es la cruel confirmación de todo lo que nos está pasando…

Nació en Cookstown (Reino Unido) y se traladó a Estados Unidos en 1884 donde comenzó trabajando de sirvienta y pocos años después comprobó que Pronto comprobó que salía mucho más a cuenta emplearse como cocinera, y en 1900 consiguió su primer empleo como tal en la casa de una familia de buena posición.

Fue detectada como una de las primeras portadoras no enfermas del tifus, dado que contagió inconscientemente a 530 personas con su saliva, al hablar y estornudar encima de lo que cocinaba (en el siglo XIX el aseo y la higiene brillaban por su ausencia). Y es que, cada vez que Mary Mallon llegaba a trabajar a una casa, a los pocos meses aparecían casos de fiebre tifoidea que afectaban a varias de las personas que vivían bajo el mismo techo. Pero Mary nunca enfermaba.

El doctor George Soper se encargó de la investigación y tras una exhaustiva comprobación por parte de los médicos del momento, el agua y los alimentos, vías habituales de transmisión, fueron descartados. Entonces Soper puso su atención en Mary, y fue a buscarla a su casa para solicitarle una muestra de heces, pero la cocinera se negó a atenderle.

Una orden municipal, cinco policías y horas de forcejeo hicieron falta  presentarse para conseguir su objetivo (según las crónicas de la época). Cuando las muestras fueron analizadas, se descubrió que contenían las bacterias que transmitían la enfermedad. El médico comprendió que Mary Mallon era una bomba biológica: difundía la fiebre, pero a ella no la afectaba.

Fue aislada en cuarentena durante tres años, al final de los cuales, fue liberada por un juez bajo la promesa de no volver a trabajar de cocinera. Rompió su promesa en 1915 y cuando la detuvieron, la condena fue definitiva: En cuarentena durante más de dos décadas, hasta que murió en 1938, por una apoplejía, con 69 años de edad.

Redactado por Ana Serrano Soriano

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