La guía para combatir el estrés laboral

El estrés laboral es un riesgo psicosocial de una gran incidencia. Según Eurofound, es la segunda causa de problemas de salud relacionados con el trabajo.

proteccion_laboral_490
El año pasado publicábamos este artículo en la PL #81, en el que detallábamos que 8 de cada 10 europeos cree que el estrés laboral se verá incrementado en los próximos años y, en España, se afirma que el 59% de los trabajadores sufre algún tipo de estrés. Son números importantes, con lo que no nos extraña que la AEEMT (Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo) haya tomado cartas en el asunto elaborando una completa guía para prevenir y combatir el estrés laboral.

Lo más destacado de la guía

estrés laboral
Aunque muchos concibamos el estrés como algo episódico, éste se puede convertir en una patología crónica si la situación estresante a la que nos vemos sometidos se prolonga lo suficiente. Por eso, cuando lo detectemos (en nosotros o en nuestro entorno laboral), debemos reaccionar con rapidez y buscar la manera de neutralizarlo.
La AEEMT distingue entre 6 tipos de factores estresantes. Por este orden:

  • Causas vinculadas a las funciones específicas del trabajador: exigencias, dificultad y trabajos tediosos.
  • Causas vinculadas a la organización del trabajo: falta de planificación y objetivos por parte de la empresa que pueden llevar a la confusión y frustración del trabajador.
  • Causas vinculadas a las relaciones laborales: entre compañeros o entre directivos y trabajadores.
  • Causas vinculadas al entorno físico y a la tecnología: ruido, temperatura, luz…
  • Causas socioeconómicas: estado financiero de la empresa y la in/seguridad que puede comportar.
  • Desequilibrio entre la vida personal y la vida laboral.

Asimismo, también se han detectado colectivos más susceptibles de padecer estrés, por sus propias circunstancias:
Familias monoparentales: en muchos casos son mujeres que pueden tener una situación económica difícil o precaria. La acumulación de responsabilidades dificulta la conciliación laboral y puede generar expectativas incumplidas. Esto conlleva una sobrecarga psíquica y física importante. El hecho de que una familia monoparental pueda ser el resultado de un fallecimiento o separación también contribuye a que el estado emocional de la persona pueda encontrarse alterado.
Trabajadores jóvenes: por empezar a adquirir responsabilidades adultas en un contexto más inseguro que nunca en décadas.
Trabajadores de edad avanzada: La edad, aunque lleve ventajas en cuanto a experiencia, también puede influir en la adaptación a nuevos procesos y más necesidad de recursos para ello.
Personas con discapacidad y desfavorecidas: Para personas con diversidad funcional o algún tipo de trastorno físico o mental, el trabajo puede suponer una fuente de superación y salud. Sin embargo, eso puede magnificar la frustración en caso de no cumplir todos los objetivos que uno se proponga o que sean asignados externamente.
Trabajadores inmigrantes: Puede deberse a distintos factores como la adaptación cultural y/o lingüística, un mayor estado de precariedad económica y del trabajo (que normalmente implica más riesgos laborales) y a mayores desafíos económicos.
Sus consecuencias
Sería muy ingenuo pensar que el estrés laboral sólo afecta a los trabajadores. Sus consecuencias también afectan a la organización de distintas maneras.
Como consecuencias para los trabajadores tenemos un largo abanico: dolores musculares y de cabeza, cansancio pronunciado, falta de concentración, dificultad para conciliar el sueño, cambios de apetito (tanto incremento como pérdida), lapsus de memoria, mal genio, sentimientos de ansiedad o impotencia, trastornos cardiovasculares, trastornos musculoesqueléticos, alteraciones dermatológicas, migrañas, astenia, fatiga e incluso aumento del consumo de alcohol y tabaco y depresión. Más allá de los nervios con los que relacionamos el estrés, sus consecuencias pueden extenderse por todo el cuerpo y provocar problemas de salud mucho más complejos.
Para las organizaciones, contar con trabajadores estresados se puede traducir en incremento del absentismo y/o del presentismo, disminución del rendimiento y la productividad, incremento de las prácticas laborales poco seguras, aumento de accidentes y enfermedades de trabajo y, sí, deterioro de la imagen de la empresa, tanto interna como externa. Es de cajón que todas estas consecuencias, a largo plazo, afectarán a la capacidad de producción y, por lo tanto, a la rentabilidad.
estrés laboral
Prevenirlo y tratarlo
En prevención, la responsabilidad de hacer frente al estrés recae tanto sobre los trabajadores como sobre la organización.
A los trabajadores se les recomienda planificar y gestionar adecuadamente el tiempo dedicado a la tareas, fomentar la comunicación con los compañeros de trabajo, desconectar del trabajo cuando toca. A nivel más personal: adquirir buenos hábitos como practicar deporte, comer sano, cuidar la vida familiar y social, dormir la media de horas recomendadas y tener aficiones más allá del trabajo, entre otras cosas.
Por su parte, la organización o empresa deberá seleccionar adecuadamente el personal para las tareas y diseñar correcta y consecuentemente los perfiles profesionales. También será crucial promover la socialización entre miembros de la empresa y facilitar lo máximo posible la conciliación entre la vida laboral y la personal de sus empleados. Hay que tener en cuenta que el medio físico deberá favorecer la ergonomía para no crear estrés físico. Además, es importante anticiparse a problemas como el mobbing o el burnout y crear planes de acción concretos para prevenirlos.
Si, a pesar de prevenir (o por falta de ello), el estrés acaba llegando, la empresa deberá contar con un plan de acción contra él. Si aparecen trastornos mentales como burnout, trastorno obsesivo compulsivo o incluso depresión por culpa del estrés provocado en el trabajo, éstos serán considerados enfermedades profesionales. La situación deberá ser evaluada por un médico y éste decidirá qué es lo mejor para la persona afectada. Asimismo, los médicos de trabajo deben tener la experiencia para saber diagnosticar los trastornos resultantes del estrés laboral. Hay que tener en cuenta que la medicación, por sus efectos secundarios, puede incapacitar para hacer según qué labores. También se deberá revisar la carga de trabajo de la persona afectada para ver si es viable para ella sola y revisar la de sus compañeros para ver si está bien repartida.
Éste ha sido un breve resumen de una completísima guía que os recomendamos leer y tener a mano. No sólo para detectar si podemos estar padeciendo estrés, sino por qué lo padecemos y cómo podemos prevenirlo. Este es el enlace a la guía completa de la AEEMT:
Guía sobre el manejo del estrés desde Medicina del Trabajo
Este artículo es una gentileza de la Gaceta de la Protección Laboral

Scroll al inicio