Accidentes laborales causados por objetos punzocortantes. ¿Hacemos algo?

Mª Jesús Chorén Freire
Imagen_Articulo_ChusDado que a partir del 11 de mayo de 2013, cuenta con carácter vinculante la Directiva Europea UE 2010/32/EY del 10 de mayo de 2010, sobre Prevención de lesiones por objetos punzocortantes en el sector sanitario, espero que sea el momento de disminuir el número de accidentes, así como prevenir las lesiones causadas por el material punzante o cortante.
A pesar de que la Unión Europea, ha dictaminado su directiva, y establece que los Estados miembros pondrán en vigor las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas necesarias para dar cumplimiento desde el marco normativo propio, a lo establecido en ella, lo cierto es que desde nuestro país, no se ha realizado ninguna acción encaminada a la prevención de las lesiones causadas por instrumentos cortantes y punzantes en los centros sanitarios, ni se he puesto en marcha ningún plan de acción encaminado a erradicar o si más no llevar a la mínima expresión estas lesiones.
Así, como enfermera que soy, y avalada por mis conocimientos como Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales, me encuentro implicada en la colaboración para lograr medidas efectivas y eficaces para erradicar los accidentes que sufre el personal de enfermería causados por objetos punzocortantes.
Por ello, como profesional, debo aportar mi granito de arena concienciando al personal de enfermería para que no lleven a cabo técnicas que aumenten la accidentabilidad.
De todos es sabido que entre las causas que contribuyen a la producción de los accidentes biológicos, y más concretamente, los pinchazos que sufre el personal sanitario, encontramos como primordiales, el fatídico acto que realiza el profesional de enfermería «encapuchando» las agujas una vez finalizada la actividad, así como la ocupación, con material corto-punzante, de los contenedores biosanitarios sobrepasando su línea máxima de llenado.
Pero por otro lado, si cabe aún más alarmante, es el número de accidentes biológicos producidos con material punzante perteneciente al paciente diabético, y en la mayoría de las ocasiones ya utilizado por él, ya sea mediante las agujas o bolígrafos de administración de insulina, o bien mediante las lancetas utilizadas para la obtención de la muestra de sangre necesaria para la autodeterminación de glucosa.
En todos los casos, la exposición, se hubiera evitado en caso de haber utilizado material de seguridad. Precisamente por ello, es necesario inculcar al personal la realización de técnicas seguras. Así como en caso de producirse el accidente, la importancia de perpetrar, por parte del propio profesional que lo sufre, los procedimientos de notificación, respuesta y seguimiento.
No obstante, el peso recae en el Gobierno, por lo que se deberá instar para que sea él el encargado de que se promocione la prevención desde los propios centros de trabajo, y se actúe incrementando medidas de protección, como serían la eliminación en la práctica enfermera del «encapuchado» de las agujas, la potenciación del uso de material sanitario que incorpore dispositivos de seguridad pasiva, el inculco de la importancia de la vacunación así como su recordatorio en caso de ser necesario entre el personal que realice actividades sanitarias, y la potenciación, el desarrollo y la actualización de la formación en dicho colectivo.
No debemos olvidar, que tal como dispone el anexo de la Directiva, entre sus principios, un personal sanitario bien formado, dotado de los recursos adecuados y protegido, juega un papel esencial en la prevención de las heridas y las infecciones causadas por instrumental cortopunzante.
Para ello, la formación ofrecida al respecto, deberá por un lado, potenciar aquellas medidas preventivas que incluyan las precauciones estándares, ya que la prevención de la exposición, constituye la estrategia clave para eliminar o reducir el riesgo de lesiones o heridas o bien de infecciones en el ejercicio profesional, y de otro lado, deberá incluir las medidas a implementar en caso de producirse el accidente o herida.
Así, gracias a estas actuaciones se colaboraría en la evitación de la transmisión de enfermedades víricas por parte del personal como pueden ser las hepatitis B y C y el VIH.
Además se reduciría el impacto económico generado por la realización de actividades practicadas al personal sanitario al producirse el accidente laboral, así como por tratamiento y pérdida de días de trabajo en caso de ser estos necesarios
En resumen, desde todas las situaciones y perspectivas, es decir, por parte de las empresas, los trabajadores, los cargos directivos, las Administraciones, etc. se han de desarrollar todas las medidas eficientes para solucionar el problema.
Si se aúnan prevención, formación, uso de material cortopunzante, que lleve incorporado dispositivos de seguridad pasiva, y realización de prácticas más seguras, se podrá disminuir la magnitud del accidente y lo más importante, llegar a evitarlo.
Será preciso para ello potenciar al máximo tanto en el personal como en las empresas, una cultura de prevención en el trabajo y acciones de los profesionales.
Mª Jesús Chorén Freire
Técnico Superior en PRL y Enfermera.

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